1. El nombre original del morro
del Corcovado fue Pico da Tentação (Pico de la Tentación)
En el siglo XVI los primeros
conquistadores portugueses le pusieron ese nombre, en honor a la montaña donde,
según la Biblia, Jesucristo fue tentado por el diablo. Un siglo más tarde el
morro cambió de nombre por el de Corcovado, haciendo referencia a su forma que
recuerda a una corcova o joroba (en español).
2. Llevó más de medio siglo hacer
realidad la idea
La idea original de levantar una
estatua de Cristo sobre la cima del morro Corcovado fue del religioso Pedro
María Boss y contó con el apoyo de la princesa Isabel de Portugal. Sin embargo
la idea no se retomó hasta 1921, como parte de las celebraciones por los cien
años de la independencia de Brasil, iniciándose la construcción en 1926.
3. El tren que sube a la cima del
Corcovado es mucho más antiguo
El tren no se creó para hacer
posible la visita a la imagen del Cristo Redentor sino que fue inaugurado mucho
antes, en 1884 convirtiendo al morro en uno de los principales miradores de la
ciudad. De hecho fue gracias a ese tren, que las partes de la monumental
escultura pudieron ser trasladadas y ensambladas en la cima.
4. La estatua no es como se
diseñó originalmente.
La estatua original que diseñó el
artista plástico Carlos Oswal y que ganó
el concurso público, consideraba que la imagen del Cristo debía sostener una
cruz en la mano izquierda y el globo terráqueo en la derecha, pero finalmente
durante la ejecución de la escultura se prescindió de ambos símbolos.
5. La estatua del Cristo Redentor
fue construida en Francia
En el momento de su creación se
pensó que Brasil no contaba con personas con la suficiente cualificación como
para desarrollar semejante obra de arte. La estatua, llegó a Brasil en cientos
de partes, sólo la cabeza estaba formada por 50, y fue montada en sentido
inverso al que se podría esperar, es decir desde la cabeza hasta los pies.
6. Durante la construcción de la
estatua del Cristo Redentor no hubo ninguna víctima mortal
Esto fue todo un logro para la
época, sobre todo tomando en cuenta que se necesitaron más de 1000 toneladas de
hormigón y que por la forma de la estatua, con los brazos extendidos al vacío,
el trabajo de montaje y revestimiento entrañaba un gran peligros.
7. El corazón de la estatua es la
única parte que tiene una forma perfecta tanto por fuera como por dentro
De hecho, en el interior del
corazón hay una botella que contiene el árbol genealógico de Héctor Levi, un
judío que fuera el constructor responsable de la obra y que se convirtió al
catolicismo después de salvarse de morir en un grave accidente. De esta manera,
el constructor simbolizó la entrega de él y su familia al Cristo Redentor.
8. La estatua del Cristo Redentor
sí tiene pies
Aunque no pueden verse desde
abajo, los pies descalzos del Cristo Redentor se asoman por debajo la túnica.
Otra cosa que no es fácil de ver es que en la cabeza lleva una especie de
corona de espinas que en realidad hace
las veces de pararrayos.
9. El brazo izquierdo del Cristo
es 40 centímetros más pequeño que el brazo derecho
Esta diferencia de tamaño se debe
a que los brazos fueron diseñados como la vela de un barco, y con estas medidas
se consigue que la escultura pueda ser capaz de resistir vientos de hasta 150
kilómetros por hora.
10. La estatua del Cristo
Redentor es completamente hueca, a excepción de las manos
En el interior de la estatua hay
una estrecha escalera metálica que permite llegar a las 4 salidas que hay hacia
el exterior, 2 en cada brazo y una en la parte superior de la cabeza. La
entrada a la escultura está en un lateral, bajo el brazo derecho del Cristo,
pero para llegar a ella primero hay que subir a la parte de arriba del pedestal
donde está la capilla, curiosamente éste no tiene una subida por su interior,
así que la única forma de alcanzar la entrada a la estatua es colocando por
fuera una escalera de mano o un andamio que salve los 8 metros de altura del
pedestal. En cualquier caso la subida a la majestuosa estatua sólo está
permitida a los encargados del mantenimiento y reparación o a unos pocos
afortunados, con permiso expreso de la iglesia.
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