La obra más conocida de Antoni
Gaudí, ni fue iniciada por él, ni evidentemente pudo acabarla. A la edad de 31
años se hizo cargo de la dirección de las obras de este Templo, tras la
dimisión del arquitecto inicial Francisco de Paula Villar, cuando ya se había
construido una parte de la cripta subterránea. Gaudí cambió radicalmente el
primer proyecto sustituyéndolo por uno propio, mucho más ambicioso, original y
atrevido que el inicial. Arquitectura, escultura y simbolismos son
transformados. La única parte del templo edificada directamente por Gaudí es la
que comprende el ábside y la fachada de la Natividad con sus cuatro
campanarios, de los que al morir el 1926 a la edad de 74 años atropellado por
un tranvía, sólo había podido completar la base sin los pináculos de tres de
ellos y la totalidad del de San Bernabé. La fachada de la Natividad ha sido
recientemente declarada Patrimonio del la Humanidad por la UNESCO.
Gran parte de la documentación de
Gaudí sobre los proyectos e ideas que pensaba aplicar en el templo de la
Sagrada Familia, fueron destruidos durante la guerra civil española, en 1936.
Por otra parte, el arquitecto intervenía en cada uno de los detalles de la
construcción y acostumbraba a hacer modificaciones sobre la marcha, lo cual
hace imposible suponer sus deseos en cuanto a la continuación de las obras. Al
ser planteado como templo expiatorio y financiado con los aportes de la
caridad, muchas veces la obra debió parar por falta de fondos. Sin embargo
actualmente, la Sagrada Familia es el monumento más visitado de España. El pago
de las entradas de los visitantes y turistas está inyectando abundantes
recursos económicos que acortará sensiblemente la fecha de finalización del
templo.
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