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ESTATUA DE LA LIBERTAD - HISTORIA

La estatua de la Libertad, paradójicamente, ni siquiera fue creada en Estados Unidos, sino en el estudio de un escultor francés llamado Frederic Auguste Bartholdi.
Es una estatua de cobre, cubierta con una túnica larga y suelta, que se yergue majestuosamente sobre una pequeñísima isla en el puerto de Nueva York y le da la bienvenida a los barcos y pasajeros que llegan. En la mano derecha sostiene una antorcha en alto señalando el cielo; en la izquierda se encuentra una tablilla que dice: "4 de julio de 1776", fecha en que se proclamó la Declaración de Independencia.
La estatua, cuyo nombre completo es La Libertad Iluminando el Mundo, fue un regalo de Francia a Estados Unidos, que simboliza el amor de ambos países a la democracia.
Una versión mas pequeña, de 36 pies (11 metros) de altura y esculpida en bronce, se encuentra en uno de los puentes que cruzan el río Sena en París.
La estatua de la Libertad es la más grande que se haya construido jamás. Pesa 240.000 kilos, tiene una altura de 46 metros y se levanta sobre un pedestal de 45,7 metros de altura. En la cabeza lleva una corona de siete puntas, que representa los siete continentes. Un ascensor lleva a los visitantes desde el pedestal hasta la base de la estatua, y de allí 168 escalones conducen a la corona en cada una de las dos escalinatas.
El espíritu de la estatua lo traduce el famoso poema de Emma Lazarus, "El nuevo Coloso", inscrito en una placa colocada en el interior del pedestal. Este poema concluye de la siguiente manera:
Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres, los tristes desechos de costas populosas. Que vengan los desamparados Que las tempestades batan. Mi antorcha alumbra un umbral dorado. El escultor Bartholdi alcanzó fama en Francia, su país natal, desde muy joven. A los 22 años creó la estatua de uno de los más importantes generales de Napoleón, y poco después le concedieron la prestigiosa condecoración de la Legión de Honor. En 1865 acudió a una cena cerca del Palacio de Versalles en casa de Edouard de Laboulaye, profesor e historiador francés, en la que los invitados conversaban sobre la estrecha amistad que unía a Francia con Estados Unidos desde que el marqués de Lafayette luchó con valentía en la guerra de independencia de este país.
Esa noche Laboulaye gestó la idea de una gigantesca estatua para conmemorar la independencia de Estados Unidos. Bartholdi fue comisionado para explorar la posibilidad. En los diez años que siguieron, el escultor visitó Estados Unidos y decidió que la estatua debía estar situada en el puerto de Nueva York.
Finalmente se obtuvieron fondos y en 1875 Bartholdi comenzó a trabajar en el coloso. El brazo levantado, de 12,8 metros de largo, tenía un dedo índice de 2,4 metros de longitud. La cabeza medía cinco metros y la boca era de un metro de ancho.
El 4 de julio de 1884, en París, Ferdinand de Lesseps, constructor del canal de Suez y presidente de la Unión Franco-norteamericana, donó oficialmente la estatua como regalo a Estados Unidos. En nombre de Estados Unidos recibió la donación el embajador norteamericano en Francia.
En mayo de 1885 la estatua fue desmantelada y empacada en 214 grandes cajones para su transporte en un navío de la marina francesa. En abril de 1886 finalizó la construcción del pedestal y se dio inicio a la tarea de reensamblar la estatua.
El 28 de octubre de ese año, se develó la estatua en presencia de dignatarios de Francia y Estados Unidos. Cien años después el presidente Ronald Reagan dirigió los actos de celebración de su primer centenario.







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